sábado, 7 de julio de 2012
Legítima Defensa
Este texto brevísimo me encantó. Tuve que leerlo un par de veces para apreciarlo como corresponde. Espero que ustedes lo disfruten tanto como yo.
Veintisiete huesos dentro de mí, un revolotear de uñas y cutículas, tu dedo índice sermoneándome mientras se deshace, el anular perdido para siempre.
No estoy arrepentida, la boca está bien puesta, aunque tenga la lengua un poco ahorcada y la mandíbula como la de una boa. Quizás deba ir al dentista.
Tu sangre tiñó mis muelas y se está coagulando en mis encías. Arg.
Y a la jueza le diré la verdad y nada más que la verdad: que tenías la mano dura.
Tomado de http://www.historiasdeterror.net/2012/07/legitima-defensa.html
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