viernes, 20 de septiembre de 2013

DONDE VAN LOS NIÑOS MALOS / WHERE BAD KIDS GO (Creepypasta bilingue)



Debo haber tenido seis o siete años cuando viví en el Líbano. En ese tiempo el país estaba arrasado por la
guerra, y los asesinatos eran comunes y frecuentes. Recuerdo que durante una época particularmente viciosa, cuando los bombardeos raramente se detenían, me quedaba en casa sentado frente a mi televisión viendo un show muy, muy extraño.
Era un show para niños que duraba alrededor de 30 minutos y contenía extrañas y siniestras imágenes. Hasta el día de hoy creo que fue un intento apenas velado por parte de los medios de usar tácticas de miedo para mantener a los niños en su lugar, ya que la moraleja de cada episodio giraba en torno a ideologías muy tensas: cosas como “los niños malos se quedan levantados hasta tarde”, “los niños malos meten sus manos debajo de las mantas cuando duermen” y “los niños malos roban comida de la heladera por la noche”.
Era muy extraño, y en árabe para colmo. No entendía mucho, pero en general las imágenes eran muy gráficas y comprensivas. Sin embargo, lo que más quedó grabado en mí fue la escena de cierre. Se parecía mucho en cada episodio. La cámara se acercaba a una puerta cerrada, vieja y oxidada. A medida que se acercaba a la puerta, gritos extraños y a veces incluso agonizantes se hacían más audibles. Era extremadamente aterrador, especialmente para un programa infantil. Entonces un texto árabe aparecía en la escena, diciendo: “Ahí es donde van los niños malos”. Eventualmente tanto la imagen como el sonido iban desapareciendo, y ese era el final del episodio.
Unos 15 o 16 años más tarde me volví fotógrafo periodístico. Aquél show había estado en mi mente durante toda mi vida, apareciendo en mis pensamientos esporádicamente. Eventualmente fue demasiado, y decidí hacer una investigación.
Finalmente logré descubrir la locación del estudio donde mucha de la programación de ese canal había sido grabada. Luego de proseguir con la investigación y de, eventualmente, viajar a ese lugar, descubrí que estaba desolado y que había sido abandonado después de que la gran guerra terminara.
Entré en el edificio con mi cámara. Estaba quemado en el interior. Ya sea porque un incendio había ocurrido, o porque alguien había querido incinerar todo el mobiliario de madera. Después de un par de horas de recorrer cautelosamente el estudio tomando fotos, encontré un cuarto aislado, fuera del camino. Luego de tener que romper un par de candados viejos y de lograr abrir la pesada puerta, me quedé congelado en el umbral por varios minutos. Rastros de sangre, heces y pequeños fragmentos de hueso se encontraban desparramados por el suelo. Era un cuarto pequeño, y una escena extremadamente morbosa.
Sin embargo, lo que realmente me horrorizó, lo que me hizo salir de ahí y no querer volver nunca, fue el micrófono, atornillado y enjaulado, colgando del techo en medio del cuarto…


VERSIÓN ORIGINAL EN INGLÉS

I must have been six or seven when I lived in Lebanon. The country was ravaged by war at the time, and murders were common and frequent. I remember during a particularly vicious era, when the bombings rarely stopped, I would stay at home sitting in front of my television watching a very, very strange show.
It was a kids' show that lasted about 30 minutes and contained strange and sinister images. To this day I believe it was a thinly veiled attempt on the part of the media to use scare tactics to keep kids in place, because the moral of every episode revolved around very uptight ideologies: stuff like, “bad kids stay up late,” “bad kids have their hands under the covers when they sleep,” and “bad kids steal food from the fridge at night.”
It was very weird, and in Arabic to top it off. I didn't understand much of it, but for the most part the images were very graphic and comprehensive. The thing that stuck with me the most, however, was the closing scene. It remained much the same in every episode. The camera would zoom in on an old, rusted, closed door. As it got closer to the door, strange and sometimes even agonizing screams would become more audible. It was extremely frightening, especially for children's programming. Then a text would appear on the screen in Arabic reading: “That's where bad kids go.” Eventually both the image and the sound would fade out, and that would be the end of the episode.
About 15 or 16 years later I became a journalistic photographer. That show had been in my mind all my life, popping up in my thoughts sporadically. Eventually I'd had enough, and decided to do some research. I finally managed to uncover the location of the studio where much of that channel's programming had been recorded. Upon further research and eventually traveling on site, I found out it was now desolate and had been abandoned after the big war ended.
I entered the building with my camera. It was burnt out from the inside. Either a fire had broken out or someone had wanted to incinerate all of the wooden furniture. After few hours of cautiously making my way into the studio and snapping pictures, I found an isolated out-of-the-way room. After having to break through a few old locks and managing to break the heavy door open, I remained frozen in the doorway for several long minutes. Traces of blood, feces, and tiny bone fragments lay scattered across the floor. It was a small room, and an extremely morbid scene.
What truly frightened me, though, what made me turn away and never want to come back, was the bolted, caged microphone hanging from the roof in the middle of the room...


Texto original en inglés tomado de:  http://creepypasta.wikia.com/wiki/Where_Bad_Kids_Go
Traducción propia.



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