domingo, 15 de febrero de 2015
ANSIEDAD, GENTES LIBRES Y HOMBRES DE LAS MASAS
Cuando la ansiedad se apodera de grupos o naciones, puede forzar a los individuos a situaciones muy extrañas y conducirlos a renunciar a la razón y a la libertad, en un grado que parece inverosímil al observador objetivo. Esto ocurre especialmente en el terreno político. Sacudido por un lado por el desasosiego originado por la situación presente y por la ansiedad acerca de su existencia, engañado por el otro por la burla de un futuro brillante tal como el demagogo político se lo describe, un pueblo puede renunciar a la libertad y aceptar la subordinación o una esclavitud virtual. Y es posible que lo haga con la esperanza de librarse de la ansiedad. Es esta condición la que todos los tiranos, cualquiera sea su clase, utilizan para someter a un pueblo libre, para transformar a las gentes en masas. La diferencia característica entre las gentes libres y las masas radica en que las primeras deciden sobres sí mismas en libertad, soportan penas y pesares, pero lo hacen conscientes de su necesidad, por libre voluntad, con coraje. De ese modo, a pesar de todas las restricciones necesarias, continúan siendo individuos, seres humanos. El hombre de las masas no es libre y no piensa acerca de lo que hace; sin embargo, podrá sentirse feliz de no tener que pensar. No necesita tener coraje; en la voluntad de otros encuentra la protección contra su ansiedad. Se comporta como un individuo con el cerebro lesionado: carece de la más alta capacidad de la naturaleza humana, la actitud hacia lo abstracto, y se entrega a las actividades determinadas por las demandas concretas. No vive en verdadera comunidad con los demás hombres, pues la verdadera comunidad presupone libertad de acción y libertad de renunciar al propio derecho en bien de los demás. Las masas están compuestas de seres pasivos movidos en conjunto por iguales necesidades y por una misma ansiedad. Y así como la actitud de uno de nuestros pacientes puede ser fácilmente modificada por una persona hábil que conozca las necesidades y los temores de ese individuo, del mismo modo puede alterarse la actitud del hombre de las masas, y es así posible inducirlo a pelear contra aquellos que poco antes fueron sus más íntimos amigos. Cuanto más firmemente se halle basada una comunidad sobre la libertad del individuo -esto es, cuanto más verdaderamente democrática sea- tanto mejor resistirá cada uno de sus miembros individualmente tales influencias.
Kurt Goldstein, "La Naturaleza Humana a la Luz de la Psicopatología", cap. IV "Conducta Ordenada y Conducta Catastrófica: Ansiedad y Miedo"
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