No ha sido un año sencillo para nosotros los tucumanos. En el ambiente flota el tufo de la injusticia, de la corrupción, de la inseguridad. Escasea el agua, falla el servicio de distribución de electricidad. La policía se acuartela y tenemos que enfrentarnos con una situación terrible, que días antes nadie hubiera podido imaginar en sus dimensiones reales. Saqueos, destrucción, violencia, represión, heridos y muertos (contabilizados al mejor estilo INDEC). Extorsión. Lejos, ajenos a todo, otros festejaban cegados por los reflectores, o sin querer mirar hacia el Norte. Mientras que, durante dos noches en vela, los vecinos armados para defender sus casas y negocios contemplaban el espectáculo (digno de consternada admiración) que suponen las calles iluminadas por barricadas en llamas.
Hay quienes lo han perdido todo, pero casi todos hemos perdido algo en este juego retorcido donde ganan los mismos de siempre. Los dueños de la pelota. Los únicos que se benefician con la miseria y la muerte. Y cómo duele ver que tantos comprovincianos aprovechan circunstancias de este tipo para dar rienda suelta a la indolencia y la mezquindad. No reconocen a sus hermanos, se desconocen ellos mismos.
Pero seguimos aquí. La valentía de los tucumanos, su solidaridad, su resistencia... lo mejor de lo que somos capaces afloró en el peor momento. Nuestras protestas intentaron ser acalladas, pero las voces volvieron a alzarse multiplicadas. Y tal vez tanto miedo, tanta tiranía y tantas mentiras con que nos azotaron en un margen de tiempo tan estrecho, nos permitan una reflexión más profunda de lo habitual en este último día del año, y propósitos de algo verdaderamente distinto y mejor para el 2014.
Brindo por eso.
FELIZ AÑO NUEVO!!!
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