No puedo evitar sentir una leve tristeza cuando veo que pasan los años y más blogs cierran sus puertas. Dejando de lado el avance de otras plataformas digitales... es como si me sorprendiera que la gente continúe desarrollando otros aspectos de sus vidas, que aboquen su tiempo a otras cuestiones, que puedan olvidar.
Este blog sigue acechando, aunque no parezca. Será poca cosa quizá, pero mi memoria y mi corazón no han abandonado el deseo de compartir.
Han sido largas esperas. Tras un año terrible, el 2021 inicia con una buena dosis de incertidumbre. Y yo respiro.
Dejo aquí mi constancia, mi prueba de vida. El 2020 no pudo conmigo. Soy un sobreviviente. Lo digo casi con culpa: son tantos los que ya no están...
Habría que sumarle esperanza al título, al post, a las ideas, al sentimiento. Esa es la lucha.
Porque algo hay que hacer con el tiempo que nos es dado. Algo más.