sábado, 7 de enero de 2017
QUINTA ANGELICA DE NICARAGUA - Lugares embrujados
Lugar embrujado: Quinta Angélica de Nicaragua
Antecedentes
Perteneciente al género de los inmuebles abandonados, la Quinta Angélica fue producto del boom cafetalero del siglo XIX, y víctima de las Revolución Sandinista que hizo huir a sus propietarios quedando en el abandono, lo demás fue obra del tiempo, del imaginario popular y acaso, quién lo sabe, de eventos y fuerzas fuera de lo normal. Hallamos pocas fuentes sobre este lugar, pero muy sustanciosas.Un grave problema para los cafetaleros era el transporte, pues en las Sierras de Managua solo había trochas. Si bien en 1923 los países americanos habían acordado construir una carretera que atravesara el continente, fue durante la II Guerra Mundial que las necesidades logísticas dieron un envión a la propuesta. Entre 1941 y 1943 Estados Unidos financia la carretera Panamericana del sector de Centroamérica, esta obra pasó por la finca Las Uvas de Caligaris, por lo que aprovecha para construir una casa de campo neocolonial de dos plantas, para vacacionar y visitar la plantación. Algo más al sur, la familia del mencionado doctor Cabrera hizo lo mismo, en su propia finca. Ambas construcciones fueron usadas frecuentemente hasta los años cuarenta sin que ningún evento trágico se registrase.Inicio de la leyenda.
En los cincuentas aumentó la población y el tráfico de Managua hacia Carazo y Rivas por las Sierras. A las fincas empezó a llamárseles “quintas”, pues se arrendaban por la quinta parte de las ganancias obtenidas. Tanto la casa de la familia Caligaris como la de la familia Cabrera dejaron de ser visitadas por sus propietarios, los últimos, por haber construido otra similar en la finca Los Alpes, más al norte.
Las dos suntuosas edificaciones, abandonadas, cobraron un aspecto fantasmal.
El Crucero es el sector en lo alto de las Sierras de Managua donde se cruzan varias vías de comunicación, y que se empezó a poblar más densamente. Tanto sus habitantes como quienes recorrían el camino, empezaron a formular comentarios sobre el oscuro carácter de los edificios, y supuestas apariciones y hechos inexplicables. “Para los años 40 la Carretera Sur era ya un sitio importante. La gente alrededor del lugar decía que en esa casa se escuchaban gritos y llantos a la medianoche. Ya para 1950, la Quinta Angélica era conocida por ser una casa embrujada.” (3) Estos rumores impidieron que los inmuebles se alquilaran formándose un círculo vicioso. “Se empezó a comentar que en la casa que pertenecía a la familia Cabrera, habitaban fantasmas que rondaban todos sus alrededores. Luego, sin causa justificada la creencia de los fantasmas se trasladó a la casa vecina, la de la familia Caligaris. La profunda oscuridad que se observaba por las noches, al estar deshabitadas, invitaba a los transeúntes a inventar las historias más inverosímiles.Sobre el origen de los fenómenos circulan varias versiones, se dice que el dinero con que se construyó una de ellas fue adquirido gracias a un pacto con el Diablo, el cual permaneció habitando el lugar abandonado. También se afirma que una niña murió ahogada en la pileta de una de las propiedades, y que es su espíritu el que ronda. Otros señalan que el propietario asesinó a toda su familia, que apareció en la tiña de baño, y aún sus almas permanecen en el sitio.
Orlando Ortega cuenta un testimonio de primera mano:
“Mientras trabajaba para el Ministerio de Educación, en cierta ocasión, sería a finales de los años noventa, después del trabajo tuve que salir a San Marcos a visitar a una tía enferma. Al salir me encontré con un conductor que trabajaba en el Ministerio y que vivía en El Crucero y le ofrecí raid. Conversando en el camino salió a colación el tema de la casa embrujada y él me comentó que su abuelo había trabajado en la construcción de la carretera, por los años cuarenta y contaba que mientras trabajaban en el trecho que iba de la entrada a El Tizate al camino de El Boquete, se había montado un campamento en el kilómetro 21.0. Una tarde, después de la jornada de trabajo, notaron que un trabajador que era del lado de Nindirí, había desaparecido. Esperaron toda la noche a que apareciera y no fue sino hasta la mañana siguiente que lo encontraron unos 600 metros al norte. Estaba muerto y lo extraño es que estaba con los ojos desorbitados y con una expresión de terror. La empresa contratista era norteamericana y tomó las providencias para deslindar responsabilidades, llevando al lugar de los hechos a un médico que examinó el cadáver sin poder determinar la causa de la muerte, pues no había señales de violencia, ni de picaduras, así que por cumplir tuvo que asentar en su informe que había muerto de un paro cardiaco. Lo anterior, a pesar de que se trataba de un joven de unos 28 años, completamente sano. Lo que le ocurrió al joven trabajador quedó en la más completo misterio.”Testimonios de Fernando Silva.
En la edición digital del Nuevo Diario (5), Adela Argucia entrevista al médico y escritor nicaragüense Fernando Silva. Según este, sus compatriotas deben su gran imaginación al hecho de ser habladores por naturaleza y prestos para entrar en confianza con cualquiera. Silva narra a la periodista dos extraños casos vividos en Finca Angélica, el primero a finales de los cuarentas o inicios de los cincuentas:
“En ese entonces vino como embajador de Francia Raymond Pons a Nicaragua, quien encargó a la Embajada le buscara una casa en un lugar de clima agradable. La Embajada francesa no estaba al tanto de los rumores que envolvían a la Quinta Angélica, por lo que ésta fue la casa en que se hospedó por una noche.
La Embajada se encargó de amoblar y conseguir quien se hiciera cargo de la limpieza de la casa. Según cuenta Silva, al francés le pareció todo muy bien, pero le pidió a la muchacha que se fuera por la tarde, pues no estaba acostumbrado a convivir con desconocidos.
Cuando llegó la noche, el francés se fue a dormir y de repente sintió un palmazo en la cara. Se levantó asustado. Buscó un foco y su arma, mientras veía si había alguien en la casa. Pero estaba solo. Al ver que no había nada, decidió acostarse nuevamente. No había terminado de conciliar el sueño, cuando sintió que una fuerza lo haló y casi lo saca de la cama. Tomó su arma y el foco nuevamente, pero de nuevo no había nada. De repente, sólo se escuchó como cuando se pasa un periódico por debajo de la puerta.
Silva cuenta que un hombre tan culto como Pons no podía creer en fantasmas, pero tampoco encontraba explicación alguna a lo sucedido. “Él creyó que ahí había algo raro, que se trataba de un individuo que quería robarle”, narra el escritor. Por ello, el francés decidió tomar el teléfono, llamar a un hotel y pedir que lo sacaran de allí.Pero las cosas raras no terminaron ahí. Una vez en el interior del taxi, el conductor le preguntó a Pons qué le había pasado, pues tenía la cara llena de contil.
“Él nunca se explicó qué pasó, no creía en fantasmas, pero no entiende qué pasó esa noche en la Quinta Angélica”, comenta Silva.” (5)
Un segundo evento ocurre en 1965, cuando un grupo de jóvenes, como era habitual, deciden pasar la noche en la Quinta, para experimentar el miedo y alguna experiencia paranormal:“Cuando los jóvenes salieron de la casa, encontraron las cuatro llantas de la camioneta que los trasladaba sin aire. Consiguieron quien les ayudara, pero uno de los muchachos había dejado una mochila en el interior de la casa. Cuando regresó por ella sólo sintió una patada por detrás. Así se lo contó Pablo Acevedo a su amigo Fernando.”
“Ya desde entonces se creía que estaba habitada por fantasmas, y nadie más quiso acercarse al lugar”, confiesa el escritor” (5)
Una leyenda más oscura se teje en relación con el sitio, que hace recordar otra similar relacionada con el cortijo Jurado en España, pues se mencionan crímenes, violaciones y torturas. Dice Silva que nadie puede asegurar si hubo o no crímenes: “Ahí pasó algo, y puede que alguien haya inventado algo, pero el mismo invento le dio ambiente a la casa. (…) Nunca la vi habitada, de tal manera que yo recuerdo lo que la gente decía. Todo mundo la llamaba la casa de los sustos. Pero no fue hasta después de los años 50.” (5) Sin embargo, el historiador y Director de Patrimonio Cultural de la Alcaldía de Managua, Roberto Sánchez, asegura que nunca hubo crímenes en esa casa, por lo menos no en esos lejanos años, que sí lo hubo recientemente como veremos más adelante.
Otros eventos.
En 1965 el Dr. Julio Ricardo Aguilar, abogado y funcionario del Ministerio de Economía, compra la casa de la familia Caligaris, remodelándola para su uso los fines de semana. Le hizo recuperar su perdida elegancia y la bautizó Quinta Angélica en honor a su madre.
La casa, no obstante ofrecer un aspecto renovado y vital, conservó su vieja fama de embrujada en el imaginario de la población, y aparecieron nuevos relatos de hechos anómalos ocurridos en su seno.
El señor Ortega, relata que el padre Pío Manuel González y Mendoza, individuo adinerado que había construido su propia casa de campo en el Crucero, fue avisado a deshoras por su guardaespaldas (¡) de una señora que pedía la extremaunción para un enfermo. El hombre no pudo rehusarse y acompañó a la mujer a su ruinosa morada camino de Managua a cumplir los sacramentos. La semana siguiente el padre, que resultó avaro, pues en vez de tocarse la abultada bolsa consiguió un paquete de víveres en Caritas para llevárselo a la mujer, se encontró con que en el sitio de la vieja habitación no había más que ruinas, luego les confirmaron que allí no vivía nadie desde hacía tiempo.Para 1972 el Dr. Aguilar estaba divorciado y con una nueva familia, y tras el gran terremoto de ese año, se traslada a Quinta Angélica. A fines del 76 la roya atacó los cafetales de la zona y se hicieron retenes para fumigar los autos, entonces se produce otro evento notable que vale la pena transcribir:
“En determinado tiempo, sería a inicios de 1978, uno de los retenes de fumigación fue colocado exactamente en el kilómetro 22.4 de la carretera sur, casi frente a lo que había sido la casa de la familia Cabrera y ahí se instaló una cuadrilla que invariablemente contaba con la presencia de un miembro de la Guardia Nacional, que Garand en mano obligaba a detenerse a los vehículos que viajaban de sur a norte, para fumigar la parte inferior de los mismos. Una noche, después que el tráfico por la carretera quedó reducido a cero, la cuadrilla se resignó a simplemente montar guardia por si un viajero desperdigado bajaba a Managua. De repente, empezó a escucharse un extraño ruido, que comenzó como si el viento aullara, pero el ruido empezó a cambiar de tono, volviéndose luego un crac, crac, grave, seco y fuerte y luego un extremo silencio. Minutos más tarde, se escuchó como si una multitud estuviera abriéndose paso entre los cafetales.
El guardia montó su Garand y se dirigió hacia donde se escuchaba el ruido y minutos después se escucharon cinco disparos. Dos miembros de la cuadrilla se adentraron en el cafetal para curiosear, mientras el otro se quedó en el retén. Tardaron unos cinco minutos tratando de encontrar el origen del ruido pero al no hallar nada regresaron a la carretera en donde el individuo que se había quedado en el retén yacía en el suelo. Se acercaron y observaron que estaba muerto; tenía los ojos abiertos, desorbitados y una expresión de terror en su rostro. Uno de sus compañeros corrió hasta El Encanto en donde el cuidador tenía una motocicleta y lo llevó a El Crucero para dar parte al comando de la Guardia Nacional. Horas después llegó una camioneta que trasladó el cadáver a Managua. Por la edad que tenía el hombre muerto, 54 años, el dictamen final fue que había fallecido de un infarto al miocardio, nadie le puso cuidado al relato del resto de la cuadrilla.” En 1979, con la insurrección sandinista, el Dr. Aguilar trata de refugiarse en Quinta Angélica, pero al llegar la encuentra ya tomada por las tropas y sale del país. El inmueble, en manos de los militares se deteriora hasta ser abandonado y sumirse en la completa ruina. El Dr. Aguilar regresa a Nicaragua y muere atropellado a finales de los 90s. Tratando de cruzar una transitada calle de Managua, corre hasta la línea divisoria en mitad de esta, donde es golpeado por un autobús, que lo lanza contra un vehículo pickup que corría en sentido inverso, recibiendo un segundo impacto. Sus descendientes, en apariencia, hacen gestiones para recuperar la propiedad en manos del gobierno.Crimen reciente en la Quinta.
En la edición digital del 9 de marzo de 2010 del diario La Prensa, Nicaragua, se lee la noticia de un hallazgo: “La fatídica camioneta con placas salvadoreñas en que la joven María de Fátima Pérez salió de paseo el pasado 14 de febrero fue encontrada el jueves de la semana pasada en la frontera norte. Esto podría dar un giro en las investigaciones, porque podría arrojar más evidencias a los investigadores de la Policía.” (6) En una fotografía peritos forenses cargan el cadáver de la joven que fue hallada en la “Casa Embrujada”, es decir la Quinta Angélica.
Tras el hallazgo del cuerpo de la joven de 23 años, debieron pasar varios días para que se presentaran a identificarlo. Había salido con su novio Ramón Alcázar, un mejicano de 53 años, y no se supo más de ella hasta el día en que se vinculó su nombre para siempre con el de la Quinta. Según las investigaciones pudo haber sido arrollada con la camioneta por el hombre, y luego el cuerpo abandonado en el lugar donde se halló. El homicida huyó por la frontera norte engañando a las autoridades, que le detuvieron pues los documentos del vehículo estaban a nombre de la víctima. El hombre ha sido acusado también de la muerte de un salvadoreño y de estar implicado con el narcotráfico.
Fuente: https://www.facebook.com/BuscadorDeFantasmas/posts/1289194054445732
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