domingo, 25 de marzo de 2012

LAS CAÑAS - Luisa Axpe

La decisión coincidió con el último sorbo de café con leche: visitarían la casa abandonada. En realidad ya habían planeado algo antes, en el río, a la hora de la siesta, mientras la frescura del agua marrón les atenuaba la picazón de los párpados. Bañarse bajo el sol de verano era mejor que dormir, mejor todavía que leer las novelas policiales de papá debajo de la casuarina. Los tres pensaron entonces lo mismo: cuando empiece a bajar el sol, nos metemos en el bote sin decir nada y cruzamos hasta la casa de las cañas. "¿Y después qué hacemos?", preguntó Miguel, que siempre esperaba la palabra de Juan Carlos. Juan Carlos no dudó: "Entramos". Tomaron la leche imaginando cómo harían para entrar. Y, antes que eso, cómo atravesarían la maleza que crecía alrededor de la casa, los pastos filosos como sables, la zarzamora, las cañas.

La remada no fue fácil, más por la corriente en contra que por la distancia. Podrían haber amarrado el bote después de cruzar el río, y seguir caminando; pero por un acuerdo tácito llegaron remando hasta la misma casa. Apenas consiguieron anudar la soga al primer tronco se cubrieron la piel con repelente de mosquitos. Allí el panorama era decididamente selvático. Juan Carlos miró la parte que se veía de la casa y dijo:

-Está embrujada.

sábado, 24 de marzo de 2012

La gallina degollada (relato + video de Laiseca)


Todo el día, sentados en el patio, en un banco estaban los cuatro hijos idiotas del matrimonio Mazzini-Ferraz. Tenían la lengua entre los labios, los ojos estúpidos, y volvían la cabeza con la boca abierta.
El patio era de tierra, cerrado al oeste por un cerco de ladrillos. El banco quedaba paralelo a él, a cinco metros, y allí se mantenían inmóviles, fijos los ojos en los ladrillos. Como el sol se ocultaba tras el cerco, al declinar los idiotas tenían fiesta. La luz enceguecedora llamaba su atención al principio, poco a poco sus ojos se animaban; se reían al fin estrepitosamente, congestionados por la misma hilaridad ansiosa, mirando el sol con alegría bestial, como si fuera comida.
Otra veces, alineados en el banco, zumbaban horas enteras, imitando al tranvía eléctrico. Los ruidos fuertes sacudían asimismo su inercia, y corrían entonces, mordiéndose la lengua y mugiendo, alrededor del patio. Pero casi siempre estaban apagados en un sombrío letargo de idiotismo, y pasaban todo el día sentados en su banco, con las piernas colgantes y quietas, empapando de glutinosa saliva el pantalón.
El mayor tenía doce años y el menor, ocho. En todo su aspecto sucio y desvalido se notaba la falta absoluta de un poco de cuidado maternal.
Esos cuatro idiotas, sin embargo, habían sido un día el encanto de sus padres. A los tres meses de casados, Mazzini y Berta orientaron su estrecho amor de marido y mujer, y mujer y marido, hacia un porvenir mucho más vital: un hijo. ¿Qué mayor dicha para dos enamorados que esa honrada consagración de su cariño, libertado ya del vil egoísmo de un mutuo amor sin fin ninguno y, lo que es peor para el amor mismo, sin esperanzas posibles de renovación?
Así lo sintieron Mazzini y Berta, y cuando el hijo llegó, a los catorce meses de matrimonio, creyeron cumplida su felicidad. La criatura creció bella y radiante, hasta que tuvo año y medio. Pero en el vigésimo mes sacudiéronlo una noche convulsiones terribles, y a la mañana siguiente no conocía más a sus padres. El médico lo examinó con esa atención profesional que está visiblemente buscando las causas del mal en las enfermedades de los padres.
Después de algunos días los miembros paralizados recobraron el movimiento; pero la inteligencia, el alma, aun el instinto, se habían ido del todo; había quedado profundamente idiota, baboso, colgante, muerto para siempre sobre las rodillas de su madre.
—¡Hijo, mi hijo querido! —sollozaba ésta, sobre aquella espantosa ruina de su primogénito.
El padre, desolado, acompañó al médico afuera.
—A usted se le puede decir: creo que es un caso perdido. Podrá mejorar, educarse en todo lo que le permita su idiotismo, pero no más allá.
—¡Sí!... ¡Sí! —asentía Mazzini—. Pero dígame: ¿Usted cree que es herencia, que...?

viernes, 23 de marzo de 2012

FOTOS DE TERROR 1 - Imágenes de nuestros queridos personajes


Aquí les dejo una pequeña colección de imágenes de los personajes más conocidos del mundo del cine de terror. Más adelante se irá completando con nuevos engendros. Que lo disfruten!
 

Pennywise, de It

El maldito Gasparin
Chucky el hijo de mil...

The last man on Earth (1964)

"The last man on Earth" es el nombre de la primera adaptación cinematográfica de la novela "Soy leyenda", de Richard Matheson. En dicha novela, de 1954, se nos narran las peripecias de Robert Neville, quien trata día a día de sobrevivir en un mundo que ya no es el que conoció: la guerra bacteriológica ha arrasado con la raza humana, las victimas mortales regresan convertidas en vampiros; a su alrededor no hay más que desolación, soledad... Y un agónico camino hacia la locura.
La película en cuestión data del año 1964 y cuenta con la actuación del mítico Vincent Price, que en esta ocasión encarna al científico Robert Morgan. El argumento es bastante fiel a la novela, y es éste el punto que quiero destacar.

viernes, 16 de marzo de 2012

Historia: Las fotografías

Hace unos meses una amiga mía, que es una fotógrafa por naturaleza y con mucho futuro, decidió pasar un día y la noche sola en los bosques fuera de nuestra ciudad. Ella quiso conseguir las fotos de los bosques y la fauna tan naturalmente como ella podría para su portfolio.
No tuvo miedo de estar sola, porque ya había acampado por su cuenta muchas veces antes. Estableció una tienda en medio de un pequeño claro y pasó el día tomando fotos.
Se llenó cuatro rollos de la película por aquel viaje, pero algo era extraño sobre ellos. Lo que vio en aquellas fotografías se ha quedado con ella desde entonces, y todavía trata de reponerse del trauma le han causado...

martes, 13 de marzo de 2012

Historia: El Señor de la basura

"La basura nos va a tapar a todos" 
La figura encorvada del viejo asomó por encima de un montículo de basura y se recortó con nitidez entre la línea irregular del horizonte y el cielo gris. Había dejado atrás la zona baja del volcadero, donde un grupo de caballos y cerdos comían algunos desperdicios y unas máquinas motoniveladoras trabajaban sobre el terreno; escaló una montaña empinada y, una vez en la cúspide, descendió por un barranco acolchonado de residuos y recorrió unos trescientos metros hasta llegar al corazón del basural.

Revisaba la basura con la concentración de un neurocirujano durante una operación de médula espinal. Utilizaba el mismo nudoso bastón que le servía como sostén para revolver entre los desechos a medida que avanzaba. Tenía el ojo entrenado para reconocer a la distancia la materia, composición y origen de los residuos, o detectar un alimento comestible de uno tóxico identificando su nivel de descomposición por la cantidad de gusanos. Podía clasificar la basura en cientos de categorías con sólo verla a algunos metros. Eran taxonomías del todo empíricas, nunca podría haber explicado con palabras el funcionamiento intelectual ni los mecanismos mentales que realizaba cada vez que escaneaba la basura con la mirada, pero no por falta de estudio, sino porque comprendió muy pronto que para sobrevivir de los desechos debía olvidarse sistemáticamente de todo lo que había aprendido sobre el mundo en su vida anterior, cuando todavía usaba una corbata decente y bebía Jack Daniel´s.

El viejo se detuvo. Levantó la cabeza y contempló el panorama. Más allá de las dunas se agitaban las siluetas de familias enteras, cientos de hombres y mujeres de todas las edades, con el cuerpo torcido hacia los residuos, y una docena de niños correteando, que permanecían ahí esa tarde de sol pálido y mucho frío. Un viento helado sacudió la melena rala del viejo, pero éste se mantuvo inmutable. La temperatura era algo que había dejado de preocuparle hacía bastante. Su rostro era una máscara descolorida donde el tiempo había acumulado incontables capas de mugre, formando una especie de membrana ultrarresistente que lo protegía de cualquier inclemencia climática...

lunes, 12 de marzo de 2012

Historia: El aniversario

Aquella noche Angela y Martín se acostaron como de costumbre. Martín se durmió rápidamente pero Angela tenía el sueño más flojo, de modo que cuando empezaron los arañazos ella los oyó y se puso alerta.
Lo primero que pensó al oir ruidos que no supo identificar debido al miedo, fue que habían entrado ladrones en la casa. Despertó a su marido sin abrir siquiera la luz y le pidió que escuchara y mirara a ver si había entrado alguien al hogar.
Martín se despertó, escuchó y dijo: "Son arañazos, será el perro".
Sin apenas hacer movimiento encendieron la luz y vieron al animal dormido a los pies de la cama. No había sido él. Volvieron a apagar la luz pero esta vez se reanudaron los arañazos, y cada vez parecía más claro que se estaban haciendo en la puerta cerrada de la habitación.
Martín dijo en voz baja a Angela que igual era un ratón, y que si era así, lo pillaría, porque los ratones, al ver una luz, se quedaban inmóviles momentáneamente. Y lo hizo, pero la luz demostró que allí no había ratones. Despertaron al perro, que se puso nervioso...

domingo, 11 de marzo de 2012

Creepypasta: Despertando

Desperté.

Está brillante aquí. Demasiado brillante. ¿Qué es este lugar?, ¿un hospital?, ¿una prisión? Tiene 4 paredes, un rígido catre y un respiradero. ¿No hay una puerta?

Piensa… ¿Qué pasó? Algo pasó, ¿dónde estaba anoche?, ¿dónde quedé dormido? Maldición… no puedo pensar. No puedo pensar en nada. ¿Es esto alguna clase de experimento? No puedo pensar. ¡No puedo tan siquiera recordar mi maldito nombre!

Mira a tu alrededor, tarado. Paredes sólidas; encerrado en una habitación. Estoy en un psiquiátrico. ¡Eso es! ¡Soy un desquiciado! O lo era, al menos. Estoy en paz con ello ahora. ¿Estoy curado? ¿Me puedo ir?

Me levanto. Me reviso; estoy desnudo. Aunque bastante limpio, como el resto del cuarto. Todo cuanto me rodea es blanco y pulcro. Está demasiado brillante aquí.

—¿Hola?… ¿Hay alguien aquí?… ¡Necesito ayuda! —grito. No hay respuesta—. ¡Alguien, por favor, ayuda!

Camino alrededor palpando las paredes. ¿Dónde está la puerta? Tiene que haber una. ¿Qué demonios? ¡Tiene que haber una puerta!

No la hay, simples paredes. Miro bajo el catre en busca de algo, lo que fuese. Nada, tampoco.

¿Sí estoy en un psiquiátrico? Esto parece tan irreal. ¿Por qué no puedo recordar mi nombre?

—Hey, al fin te levantaste. —Escucho la voz de un hombre venir por el respiradero. Corro hacia él emocionado...

sábado, 10 de marzo de 2012

MEMENTO MORI: FOTOGRAFIA DE DIFUNTOS (Video recopilatorio)


Memento mori es una frase latina que significa "Recuerda que vas a morir" en el sentido de "Recuerda que eres mortal". Suele usarse para identificar un tema frecuente, o tópico, en el arte y la literatura que trata de la fugacidad de la vida. La frase tiene su origen en una peculiar costumbre de la Roma antigua. Cuando un general desfilaba victorioso por las calles de Roma, tras él un siervo se encargaba de recordarle las limitaciones de la naturaleza humana, con el fin de impedir que incurriese en la soberbia y pretendiese, a la manera de un dios omnipotente, usar su poder ignorando las limitaciones impuestas por la ley y la costumbre. Lo hacía pronunciando esta frase, aunque según el testimonio de Tertuliano, Apologético 33, probablemente la frase empleada era:

"Respice post te! Hominem te esse memento!"
"¡Mira tras de ti! Recuerda que eres un hombre" (y no un dios).

También se usa esta frase para denominar a una costumbre de fines del siglo XIX y principos del XX: fotografiar a los seres queridos que habían fallecido, es decir a la fotografía post mortem de esa época.
Según la revista Escape/Historia, los retratos post mortem entremezclan la melancolía por el ser querido con el misterio que rodea a la muerte. Son fotos tomadas a difuntos y que implican un primer acercamiento de la fotografía a la representación de cuerpos muertos...

viernes, 9 de marzo de 2012

NO MIRES ATRAS - CREEPY COMBO CON RITUAL INCLUIDO


NUMERO 1

No me hago responsable de lo que pase con esto... Todo lo que hagan sera a su disposision y propia cuenta.
Lo que se requiere para empezar el juego son tan solo materiales simples: 3 fósforos, caja de fósforos (para prenderlos) y tan solo un bolígrafo y un papel. Lo que harás es dividir el papel en la cantidad de cuartos que tengas en tu casa cortándolo (si tienes 4 cuartos dividirás el papel en 4 partes). Así, después, en cada papel escribirás: "Los invito a mi fiesta desde X hora hasta X hora". Te recomiendo hacer que tu fiesta dure solo 10 o 5 min... 15 como DEMASIADO... Porque te arrepentirás si haces que dure mucho, y ya sabrás por qué... 

jueves, 8 de marzo de 2012

Creepypasta: Cigarrillos


Ve hacia algún baño de alto tráfico. Debe ser un baño donde haya estado mucha gente, o no habrá la suficiente energía latente residual para poder hacer esto. El baño de un hotel es perfecto. Asegúrate que es después de las 00:00, y asegúrate de que lleves dos cigarrillos. Entre más fuertes sean los cigarros, más probabilidades de éxito tendrás. Siéntate a obscuras y fúmate uno de los cigarrillos; asegúrate de que haya un espejo y que puedas ver tu reflejo siempre. La cereza del cigarrillo encendido te debe dar la luz suficiente para esto. Cuando te hayas fumado más o menos tres cuartos del cigarrillo, el cuarto deberá estar lleno de humo. Tus ojos probablemente se pondrán llorosos, pero no parpadees. No quites la vista de tu reflejo en el espejo por nada del mundo. Si parpadeas, todo lo que hayas hecho hasta ahora será en vano.

Te darás cuenta de que tu reflejo se desvanecerá en la obscuridad. Sin embargo, la cereza del cigarro se separara en dos ojos rojos. El humo del cuarto se empezara a condensar y antes de que te des cuenta de lo que ha pasado, una figura estará sentada a tu lado. Te pedirá un cigarrillo, dáselo y se encenderá por si sólo en cuanto lo lleve a donde su boca debiera estar. En este momento puedes preguntarle lo que tú quieras, y siempre te dirá la verdad. Puedes preguntarle sobre quién mató a JFK o quién era Jack el destripador. Cualquier cosa que se te ocurra. Asegúrate de estar pendiente de cuánto ha fumado del cigarrillo; cuando esté a punto de acabársele, el humo de tu cigarro empezará a definir más de sus facciones, haciéndolo mas material que etéreo...
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