Mi vida ha llegado a un fin metafórico, porque lo único que queda en mi futuro es la esclavitud. Como no tengo nada con qué escribir aquí, solo puedo decir esto y esperar que en algún lado, tal vez en otro universo o en una realidad completamente diferente, mi voz sea oída y mi historia recordada.
Intenté pelear con ellos lo mejor que pude, pero no hubo nada qué pudiera hacer. Su poder era demasiado para mis pocas habilidades. Dí todo de mí, pero fui derrotado y reducido a esta prisión. Las cadenas pesan en mi alma, y solo puedo imaginar el dolor que esta prisión me depara. Tuve un buen rato intentando mantenerme alejado de ello; muchos de nosotros lo hicimos, pero parece que en años recientes el poder del enemigo ha crecido de forma inconmesurable. Hemos perdido.
Parece que nuestro destino es ser capturados por estos tiranos y forzados a pelear con nuestra gente como perros por el resto de la eternidad. Es difícil para mí el imaginarlo. El pensamiento de que tarde o temprano estaré allá afuera atacando e hiriendo a mi propia gente contra mi voluntad - y eso si en ese entonces aún pueda llamarlos "mi gente".
Es algo divertido como funciona el proceso. No me pregunten como, estoy seguro que ni siquiera ellos saben exactamente como sucede. Pero cada vez que alguien de mi gente es capturado y aprisionado, no importa qué tan valerosamente hayan enfrentado al enemigo antes de la derrota, pues poco a poco comienzan a ponerse del lado de los monstruos durante su cautiverio.
Sucede sin fallar. No podrías imaginar el dolor que uno siente tras ver a un amigo convertirse en un esclavo de quienes ha enfrentado por tanto tiempo, y tras estar aprisionados por un corto tiempo, sucumbe a cada demanda del enemigo, e incluso se vuelven sus compañeros.Es una especie de sistema de lavado cerebral sin falla. Demonios, me pasará a mí también, no importa cuanto me niegue a que suceda.
Lo único que puedo recordar, la última imagen grabada al fuego en mi cerebro, es la visión de mi madre - las lágrimas corriendo por su cara mientras vió mi derrota desde la caverna en que vivimos. Me dijo que no lo provocara, pero tras ver a la bestia, no hubo nada que pudiese impedírmelo. Pues, a pesar de todo, ¡Estos eran los seres que se llevaron a mi hermano! No importaba con cuantos de los míos tuviera qué pelear, estaba determinado a derrotarlo. Oh, qué tonto fuí. Si tan solo hubiera escuchado a mi madre... estoy seguro que ella pronto sufrirá el mismo destino ante estos seres despreciables.
Pero aún así...
Tal vez las cosas no son tan malas como parecen... Digo, después de todo es algo probado que bajo supervisión y entrenamiento de parte de estos seres, mi gente se vuelve más y más poderosa de lo que podrían ser por sí mismos en estado salvaje. Aún más, creo que ellos genuinamente cuidan de nosotros. Sí. Nos alimentan, nos dan refugio, e incluso sanan nuestras heridas a causa de las batallas. Seguro, estas heridas son de pelear contra aquellos que alguna vez fueron mis amigos, pero, tal vez, y solo tal vez, en nombre de mi Entrenador, eso es lo correcto...
Las cosas no son tan malas como las imaginé. No, de ningún motivo. Veo todo muy diferente ahora. Creo que cuando mi Entrenador decida llamarme a pelear, haré lo mejor que pueda por él.
Lo sé, lo haré. Porque, después de todo, el propósito de un Pokémon es ayudar a su Entrenador, ¿cierto?
Uh me gusto eh? Un giro interesante.
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